EL DESARROLLO DE UNA ESCUCHA ACTIVA NOS PERMITE IDENTIFICAR NUESTRAS PROYECCIONES Y LA DE LOS DEMÁS.

desarrollar una escucha activa

Hay que aprender a escuchar. Las palabras tienen poder, si le otorgamos ese poder desde un significado.

Desde “sos un idiota” hasta “me asfixias”. Estos dos ejemplos también denotan una falta de responsabilidad. Es decir, al no reconocer en uno mismo estos dos aspectos del ejemplo mencionados, por añadidura las pondré afuera, haciendo alusión de que la causa está afuera.

Como mencioné, tendemos a otorgarle significados a las cosas. Por ejemplo “me asfixias”, en este momento cualquier persona puede imaginarse cómo seria un contexto de asfixia, desde un acto violento hasta un acto de burla (repitiendo una y otra vez un comportamiento particular), siempre ligada a la proyección de nuestra información inconsciente.

 

Por ejemplo, supongamos que un niño de aproximadamente 5 años se encuentra en esos días donde el deseo de aprender está latente, entonces recurre a preguntar TODO, “¿por qué esto?, ¿Para qué lo otro?, ¿por qué?, ¿por qué?, etc. Y su madre o padre (da igual), está estresado por una situación en particular (la que te quieras imaginar), y solo quiere descansar y estar en silencio. Frente al comportamiento del hijo se limita a expresar: “Basta, me asfixias”. Mas allá de que esta reacción pueda afectar (emocionalmente) o no al niño, la conducta es clara, se proyectó afuera una causa (el niño) y ocasionando así un efecto (intolerancia) que no existe. Pues la persona ya venia estresada por otra situación.

 

Pero es así como en la mayoría de las situaciones nos predisponemos a actuar (obviamente cuando no somos consciente de ello). Es un acto de no mirar a donde hay que mirar, porque hay dolor, conlleva a gastar más energía (mental) y no está demás aclarar que uno de los mecanismos de la mente es ahorrar energía.

El mundo es como un gran espejo. Lo que vemos en otros es de hecho la proyección de nuestro estado de conciencia.

Entonces, sabiendo esto, que proyectamos aspectos que no queremos reconocer en nosotros y que además las palabras pueden tener significados propios, podemos empezar a adoptar una postura de OBSERVADOR/A. Observar cuales son mis proyecciones y cuáles son las proyecciones de los demás en mi (acá aplicando la Conciencia de Unidad, entendiendo que nadie está separado de mí, sino que soy un fractal de la Consciencia experimentándose).

Siguiendo con el ejemplo de la asfixia, imaginemos que nuestra pareja se nos expresa así “me asfixias”. Como observadores hay que disociarse de la expresión, si soy consciente que esta expresión fue producto de una discusión X, desde una Conciencia de Unidad tenemos que comprender que la persona está proyectando su “asfixia”, es decir, desde el lado simbólico de la palabra la persona enuncia que no tiene libertad.

Acá ya nos podemos dar cuenta cómo se siente la persona frente a la situación, pero siempre teniendo en cuenta que nosotros no somos la causa de su interpretación. Así también comienza la empatía, sabemos cómo se siente la persona y podemos decidir si nos complementamos a solucionar el quid de la cuestión, sin olvidar que la situación habla más de nosotros mismos que de la otra persona. Por eso, debemos aplicar también autoindagación:

  • ¿En qué aspectos de mi vida me siento asfixiad@?
  • ¿En qué aspectos de mi vida siento que no tengo libertad?

Los conflictos están para observarlos, en la gran mayoría intervienen las palabras y estas pueden afectarnos dependiendo del significado que tenga para nosotros, como también, si creemos en esas palabras. Es decir, si alguien nos dice mentiros@ y nos enojamos o nos causa algún conflicto, es porque le estamos creyendo a la persona.

Por eso, para terminar, agrego que no me creas, experiméntalo. Porque eso es BiodescodificARTE, una experiencia.

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Es hora de prestarte atención

Por eso, si quieres lograr con éxito los retos que te marcas, tienes que empezar por el principio. Y ese principio eres tú.

Sesiones de acompañamiento

En una sesión de Biodescodificación se aborda un conflicto en particular que trae el consultante. No es una terapia psicológica, más bien es una herramienta para tomar conciencia de las creencias ocultas que generan conflictos. De esa forma, el consultante se permite cuestionarlas y transformarlas para salir de la situación de conflicto que trajo a la consulta.

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